viernes, 3 de diciembre de 2010

La Vaquilla

Recientemente una noticia saltó a todos los medios de comunicación: Fallece Luis García Berlanga a los 89 años. La verdad era que no esperaba que esta noticia tuviera tanta repercusión. No conocía a Berlanga ni a su obra cinematográfica y pensé que la noticia no duraría mucho tiempo. Sin embargo, esta noticia estuvo en los medios de comunicación durante unos días, y se hicieron programas de homenaje a Berlanga, ciclos de su cine, y varios programas más para recordar a su persona. Ya que no conocía a este cineasta, ni había visto ninguna de sus películas (excepto la famosa escena de la procesión por la calle de Bienvenido Mr. Marshall) decidí investigar sobre este director y ver alguna de sus películas.

Así que este fin de semana decidí ver La Vaquiilla.


Esta película, rodada en 1985, (aunque su guión fue escrito conjuntamente por Berlanga y Rafael Azcona casi 25 años atrás) está ambientada en la Guerra Civil española. Está protagonizada por un grupo de soldados republicanos, cuyo objetivo es infiltrarse en el "territorio nacional" y robar la vaquilla de las fiestas de un pueblo cercano al campamento republicano, para fastidiar la fiesta, dar de comer a la tropa y subirles la moral. El escuadrón encargado de llevar a cabo la misión, liderado por el brigada Castro, interpretado por Alfredo Landa, es de lo más raro y cómico: Un soldado que es del pueblo donde se celebran las fiestas y que será el guía, pero que en realidad sólo quiere ir al pueblo para ver a su novia y a sus tierras, un homosexual que sirve de cebo para distraer a los soldados franquistas, un soldado que no llegó a ser cura, un torero que supuestamente matará a la vaquilla, y un teniente cuya arma es una maquinilla de cortar el pelo. Llevando este grupo, la misión no podía salir según lo previsto. La incursión en territorio enemigo se convertirá en una odisea desde el principio. Pronto quedarán encerrados en el pueblo, y durante su estancia en el mismo, se producen escenas de lo más variopintas.

La primera escena de la película, en la que en un plano-secuencia un soldado en calzoncillos va pidiendo papel de liar para intercambiarlo por tabaco con los soldados franquistas de un campamento cercano es, en mi opinión, simplemente genial. En esta escena se muestran personajes cotidianos, sin una ideología política claramente definida, que han sido víctimas de las circunstancias que les ha tocado vivir y se dedican a vivir el día a día en el campamento. Esta escena demuestra que, al fin y al cabo, todos los soldados son personas, y acaban sucumbiendo a sus vicios, aunque necesiten la ayuda del bando enemigo. Creo que éste es uno de los principales temas de la película, la igualdad de los soldados como personas. Este tema se puede apreciar en varias escenas de la película, como en la del burdel, en la que republicanos y franquistas esperan para acceder a una prostituta, o en la que soldados republicanos y franquistas se bañan todos juntos en un estanque para aliviar el calor.

La película está cargada de metáforas y críticas. Uno de los sectores que sale peor parado es el de la iglesia. Todos los personajes relacionados con ella que aparecen en la película son egoístas, les gusta el dinero y no son ni de lejos un ejemplo de pureza.

La burguesía no se queda atrás. El personaje del marqués solo se interesa por sus tierras y sus posesiones, poniéndolas por encima de los intereses militares de la España nacional a la cual apoya. Por ejemplo, pide recuperar una parte de su finca en zona roja, a pesar de ser un claro error estratégico. Respecto a su madre, tres cuartos de lo mismo.

La escena final, que no voy a revelar, tiene un valor simbólico brutal, en el que se demuestran los horrores de la guerra, que al fin y al cabo, no ha servido de nada.

En definitiva, una gran película cargada de símbolos, que mediante el humor saca a la luz las miserias de la España de la Guerra Civil.

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