Creo que todos y todas sabemos que mañana, 25 de Noviembre, es el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres.
Creo también (porque soy de naturaleza optimista) que en los últimos años en España hemos avanzado muchísimo en relación a la conciencia ciudadana respecto a este problema. El tema del maltrato, especialmente del maltrato doméstico contra las mujeres, ha hecho correr ríos de tinta, se han rodado películas, escrito libros, realizado debates, conferencias... Se ha convertido incluso en un tema frecuente en nuestras aulas y en uno de los contenidos más reiterados en nuestras clases de Ética o de Cambiosd Sociales.
Sí, creo sinceramente que se ha avanzado mucho en la toma de conciencia de la sociedad respesto a este drama que desgraciadamente a tantas mujeres les ha tocado vivir y que tantas siguen padeciendo. Creo que también se ha logrado que el maltrato contra las mujeres no sea un sinónimo de maltrato físico: la mayoría de todos los alumnos y alumnas del centro hoy en día responderían que al menos conocen otro tipo de maltrato: el psicológico, que según la mayoría de los estudios es el más frecuente pero también el más silencioso porque no se manifiesta con heridas, contusiones o morados sobre el cuerpo.
Pues bien, me encontraba buscando alguna imagen para postear sobre el día 25 de Noviembre cuando me he encontrado con la que aquí reproduzco. Y me ha hecho pensar. Y me ha hecho sentirme algo injusta y egocéntrica: ¿os habéis dado cuenta de que siempre que hablamos de maltrato lo hacemos pensando en el maltrato doméstico y en el maltato dentro del ámbito de nuestro mundo desarrollado? No quiero con esto quitarle importancia al problema de los malos tratos a mujeres en nuestro país. Creo que todos y todas sabéis por qué el tema me toca tan de cerca y me preocupa tanto. La violencia machista sigue matando a mujeres en nuestro entorno y sigue condenando a miles de ellas a la infelicidad, la minusvaloración y la amargura, pero....¿Qué ocurre con las mujeres de los Países Pobres?
Una vez escuché en una conferencia que ser mujer en el Tercer Mundo es ser LO MÁS POBRE ENTRE LOS POBRES.
Me gustaría que esta entrada sirviera para hacernos conscientes de que la violencia contra las mujeres no es sólo la del ámbito doméstico sino que abarca muchos más aspectos. Que las mujeres siguen siendo víctimas de violencia (incluso institucional, con la "bendición" de algunos gobiernos o instituciones religiosas) por el hecho de ser mujeres, en todo el mundo.
Os enumero a continuación una serie de ejemplos de dichas prácticas violentas. Por favor, dedicad sólo unos segundos a reflexionar acerca de algunas de ellas:
- Violaciones sistemáticas a mujeres y niñas por parte de soldados enemigos como un "arma de guerra" más.
- Abortos de embriones y fetos de sexo femenino en algunos países en los que tener una hija es considerado una carga e incluso una deshonra
- Niñas y mujeres vendidas u obligadas a ejercer la prostitución
- Matrimonios concertados de niñas con hombres mayores
- Lapidaciones por infidelidad
- Mutilaciones genitales
- Obligación de usar el burka
- Prohibición de asistir a la escuela, a la universidad o a ejercer una profesión remunerada
Es realmente preocupante Eugenia que, a pesar de toda la información de la que disponemos, de las campañas de concienciación, no consigamos (más bien al contrario) reducir la tasa de mujeres muertas a manos de sus parejas asesinas. ¿Qué ocurre en nuestra sociedad? ¿Es una realidad extrapolable a otras sociedades? ¿Cómo es posible que jóvenes educados en un sistema educativo formal cometan los mismos asesinatos que personas sin formación? ¿Qué hacemos mal? Mi sensación es que las conductas machistas no desaparecen, al menos no en la misma progresión que la educación no sexista se extiende. Parecen modelos grabados a fuego en la genética de ciertos hombres. ¿Un problema hormonal? ¿Un problema educativo? Sinceramente, cada vez tengo menos criterio para discernirlo. Lo que si que tengo claro es que en este tema, tolerancia cero. No admitir ni siquiera un solo chiste machista, ni siquiera una broma relativa al tema. Estar en guardia permanente. Y educar. Siempre, educar.
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