En general me gustó casi todo lo que vimos, pero mentiría si dijera que todo me gustó por igual, así que reconozco que yo me quedo con esos tranquilos y extensos paseos nocturnos. En mi opinión, Londres es aún más bonito si se ve de noche y con tranquilidad, sin prisas y sin agobios pero con muchas, muchas zancadillas ;). A pesar de lo mucho que llegué a cansarme gracias a mis queridos profesores, no me arrepiento para nada de haber ido a pasear aquellas tres noches.
Todos los días que pasamos en esta ciudad fueron muy intensos, pues siempre había algo que hacer o que ver, no dormíamos lo suficiente por la noche y andábamos bastante e incluso demasiado durante todo el día pero, por suerte para nosotros, nos mantenía fuertes la certeza de que siempre nos esperaba una magnífica y deliciosa cena en nuestro querido restaurante Parker's, al que no sé vosotros, pero yo volveré algún día aunque sólo sea para recordar esta divertida experiencia.
Las visitas a Windsor y a Oxford también me gustaron bastante, en especial esta última, en la que recuerdo haber dicho textualmente “esto es mucho mejor que Londres”, aunque por supuesto ahora no pienso lo mismo.
Y como no podría ser de otra manera, termino la entrada reconociendo que para mí fue especialmente genial poder ver un canal de la televisión francesa y ver a tantísimos franceses todos los días, porque cada vez que alguno se cruzaba en mi camino, yo era la niña más feliz del mundo :D.
Muy bonita reflexión Marina. Enhorabuena.
ResponderEliminarMerci ;)
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